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No dejes para mañana al que Cristo puede salvar hoy

Vivimos en un mundo que pospone todo. Posponemos llamadas, decisiones, compromisos… y tristemente, también posponemos el mensaje más urgente: el Evangelio. Pensamos que habrá otro momento, otra conversación, otra oportunidad. Pero la verdad es esta: el alma de esa persona que amas podría no tener un mañana. Y si hoy Cristo puede salvarlo, ¿quién eres tú para quedarte callado?


  1. Cristo salva, pero tú debes hablar

“¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” – Romanos 10:14

Tú no eres el Salvador, pero eres la voz que Él quiere usar. Si tú no hablas, alguien podría no escuchar. Si tú no compartes, alguien podría perder su oportunidad. Cristo ya hizo su parte en la cruz. ¿Harás tú la tuya hoy?


  1. El mañana no está garantizado

“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.” – Proverbios 27:1

Esa persona que tienes en mente —tu amigo, tu vecino, tu compañero de trabajo, ese familiar— podría no despertar mañana. La eternidad no espera. El reloj espiritual corre. No se trata de presión emocional, se trata de realidad espiritual.


  1. Tu silencio puede ser una negación

“El que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” – Santiago 4:17

Cuando el Espíritu Santo te impulsa a hablar y tú lo apagas con excusas, estás eligiendo tu comodidad sobre su salvación. No compartir a Cristo no es neutralidad, es omisión. Y esa omisión, cuesta almas.


  1. Jesús sigue salvando hoy

“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” – 2 Corintios 6:2

Cristo no ha cerrado la puerta todavía. Hoy sigue extendiendo su mano de gracia, y quiere hacerlo a través de ti. Tú no eres el protagonista, pero sí puedes ser el puente. No necesitas saberlo todo, solo necesitas hablar con amor y verdad.


  1. No esperes a tener “el momento perfecto”


No existe tal cosa como el “momento perfecto”. Lo perfecto es el mensaje, no el momento. A veces un simple “¿puedo orar por ti?” o “¿conoces a Jesús?” puede abrir una conversación que salve un alma del infierno.


Conclusión: La urgencia es real


No se trata de manipular ni de forzar. Se trata de entender que el Evangelio es vida o muerte. No dejes para mañana al que Cristo puede salvar hoy. Dile que lo amas. Dile que hay esperanza. Dile que Cristo murió por él. Y luego, deja que el Espíritu Santo haga lo que solo Él puede hacer.

Hoy es el día. Hoy puedes abrir tu boca y cerrar las puertas del infierno para alguien. ¿Qué estás esperando?

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